La Responsabilidad de la Mayordomía
- 18 Nov 2025
La mayordomía no es solo un concepto bíblico; es una responsabilidad sagrada. Antes de cualquier talento, posesión o logro, debemos recordar que le pertenecemos a Dios por completo. La deuda que teníamos por nuestro pecado era impagable, pero Cristo la cubrió con Su gracia. Y la única respuesta correcta a tan grande amor es vivir agradecidos y cumplir el propósito que Dios diseñó para nosotros.
La mayordomía es el principio bíblico que nos enseña a darle a Dios todo lo que le pertenece, no porque Él lo necesite, sino porque es de Él por derecho. Somos administradores, no dueños. Dios nos confió tiempo, talentos, recursos materiales, nuestro cuerpo, nuestra vida y aun nuestra libertad. Todo proviene de Él y todo debe volver a Él en forma de obediencia, gratitud y servicio.
La Escritura lo hace claro:
“Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” 1 Corintios 4:2
Desde el principio, Dios estableció la función del ser humano en la tierra. En Génesis vemos los primeros encargos que Dios dio al hombre:
Servir (trabajar, labrar, desarrollar) la tierra que Dios creó.
(Génesis 2:15)
Cuidar lo que Él nos entregó, protegiendo Su creación y administrándola con sabiduría.
(Génesis 2:15)
Dios también dio libertad, pero con condiciones. En Génesis 2:17 les recuerda que la obediencia es parte esencial de la relación con Él. La libertad bíblica siempre viene acompañada de responsabilidad espiritual.
David lo expresa de manera poderosa:
“Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder… Pues tuyas son todas las cosas que están en los cielos y en la tierra.” 1 Crónicas 29:11–14
Nada de lo que tenemos es por mérito propio: todo es préstamo divino. Nuestra responsabilidad es administrarlo con fidelidad.
Significa reconocer que:
Nuestro tiempo le pertenece a Dios.
Nuestros talentos y dones deben usarse para edificar.
Nuestros recursos materiales son herramientas para Su gloria.
Nuestro cuerpo y vida deben honrarlo.
Nuestro propósito es obedecer y reflejar Su carácter.
Cuando somos fieles en lo que Dios pone en nuestras manos, Él nos capacita para hacer más. No se trata de hacer mucho, sino de hacerlo con fidelidad y gratitud.
La mayordomía es un llamado a vivir conscientes de que todo lo que somos y tenemos proviene de Dios. Es responder a Su gracia con obediencia, administrar Su creación con sabiduría y cumplir el propósito por el cual fuimos formados.
Vivir como mayordomos fieles no es una carga, sino un privilegio otorgado por el Dios que nos creó, nos salvó y nos confió Su obra.
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